27 de junio de 2007

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… Los tragos y la agradable conversación (pero por sobre todo los tragos) de la noche anterior, lo incitaron a visitar otra vez al señor Rojas.

- Buenas noches, vengo a visitar al señor Rojas.
- Disculpe, pero el señor Rojas no vive aquí hace mucho tiempo. De hecho el señor Rojas ya no vive.

El autor encolerizado cerró la libreta negra donde escribía y la lanzó lejos.

- ¡No es posible!, otra vez me salió un cuento ridículo de la muerte. ¿Cómo no podré escribir sobre otra cosa?.

Nunca había tenido tanta rabia, ya no daba más. El autor en un ataque de histeria tomó un cuchillo y se lo enterró tantas veces que ya no pudo volvérselo a enterrar.

El autor encolerizado cerró la libreta negra donde escribía y la lanzó lejos.

- ¡No es posible que otra vez me haya salido un cuento ridículo de la muerte!. ¿Es que no podré escribir sobre otra cosa?.

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